Hace un tiempo me realizaron una entrevista para una revista educativa sobre las TIC y la educación. Probablemente sea solo un compendio de ideas más o menos estructuradas en base a mis experiencias como maestro, pero ahí están. 

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 ¿Son las escuelas de CLM escuelas digitales o queda mucho por hacer?

Si por escuelas digitales entendemos no sólo la dotación de dispositivos e infraestructuras, sino todo lo que conlleva su uso, adaptación metodológica y nuevas dinámicas de aula, creo que no es que las escuelas de CLM no sean digitales, es que muy pocos centros educativos en toda España podrían calificarse como tal. Si a esto le sumamos el retroceso y deterioro tanto de dispositivos informáticos como de redes de comunicación que han sufrido los centros educativos, en gran medida por los recortes presupuestarios en su mantenimiento, habría que decir que sí, queda mucho por hacer.
Pero si dentro de ese concepto de escuelas digitales englobamos aquellas en las que los medios digitales se están utilizando, aunque no sea en todo momento, o de la forma que muchos desearíamos, pero se utilizan; en ese sentido el panorama cambia bastante. Solo tenemos que mirar un poco a nuestras escuelas hace 20, incluso menos, 10 años y veremos que hay muchos cambios positivos en este sentido.

Lo que debemos tener siempre presente es que la digitalización de nuestras aulas no es un capricho por el presente tecnológico que vivimos, sino una necesidad por el simple hecho de tener que llevar al aula la realidad social en la que vivimos. Al mismo tiempo es una oportunidad para poner en marcha modelos educativos y didácticos, que no siendo nuevos sino procedentes de los movimientos de renovación pedagógica que todos los docentes hemos estudiado, ahora gracias a las TIC resultan sencillos de implementar en el aula del siglo XXI; conjugándolos, eso sí, con nuevos aspectos y técnicas, como las denominadas “destrezas del siglo XXI” o los conocimientos que tenemos sobre neuroeducación que están aportando una visión de cómo funciona el cerebro humano que hasta ahora no teníamos.

En cualquier caso, debemos tener presente que cuando planteamos una pregunta de este tipo, la respuesta nunca debiera ser catastrofista. Nuestras escuelas están vivas, se mueven y poco a poco va extendiéndose entre el profesorado la idea de que algo está cambiando; y sobre todo, por la parte que me toca como docente, por lo que veo día a día en el resto de compañeros, por los grupos de docentes que se unen a través de las redes sociales y establecen lazos de cooperación educativa con la finalidad de adaptar sus metodologías; sobre todo, va extendiéndose la sensación de que el momento ha llegado.

La escuela siempre ha tenido tiempos de renovación y momentos de calma y estancamiento. La implantación masiva de elementos tecnológicos en nuestras escuelas supuso una disrupción total en la realidad de nuestros centros educativos y en nuestro profesorado. Y, a pesar de las críticas de algunos sectores más conservadores del mundo educativo, esta “lluvia tecnológica” ha sido el detonante dentro de los claustros para que, desde todas las etapas educativas, estén saliendo compañeros que demandan, defienden y ante todo demuestran que la renovación metodológica gracias a la digitalización de las aulas es posible, sencilla y productiva.

Lo que nos queda, pues conseguir que las administraciones educativas favorezcan un contexto en el que por una parte la utilización de las TIC en nuestras aulas se vea como una tarea cotidiana que todo docente debe poner en práctica con sus alumnos y, por otro, que dichas administraciones pongan en marcha las medidas necesarias para ello; léase formación pedagógica-digital para los docentes, mantenimiento y soporte técnico, dotaciones necesarias, etc.


• Como experto, ¿se ha conseguido desde la Administración educativa implantar proyectos como la escuela 2.0 o la mochila digital? En caso negativo, ¿qué está fallando?

La verdad que como firme defensor de las TIC educativas y como uno de los responsables que fui de la implantación del programa Escuela 2.0 en CLM; me gustaría poder decir que está todo conseguido, pero la realidad es otra.

Respecto al programa Escuela 2.0, tristemente tuvimos que ver cómo fue un proyecto que se paralizó a la mitad de su desarrollo. Teniendo un planteamiento de dotación informática, formación del profesorado y actualización metodológica a cuatro años, con ampliación posterior; solo se llevó a cabo lo que se consideraba una primera fase en los cursos de quinto y sexto de primaria. Quedando el desarrollo en secundaria totalmente paralizado y desvirtuado respecto a la planificación inicial. Al mismo tiempo, la formación del profesorado, el apoyo técnico y pedagógico al proyecto también se eliminaron, con lo que los resultados finales, como es lógico teniendo en cuenta estos aspectos, nada tienen que ver con los que se habían planteado.

Respecto al tema del proyecto Mochila Digital, puede que haya sido el vivo ejemplo de lo que no debe ser un proyecto digital. Y es que, la multitud de fallos técnicos que tuvo supuso que los centros que participábamos en él, y por ende los coordinadores de dicho proyecto en cada centro, tuviésemos que dedicar una cantidad de tiempo, recursos y esfuerzos que al final resultaron inútiles si tenemos en cuenta los resultados del mismo.
Pero el principal fallo de este proyecto no fueron los fallos de conexión a los servicios o libros digitales que ofrecía, ni que estos no estuviesen disponibles hasta bien empezando el curso escolar; el principal error fue la concepción que se tuvo al establecer un símil entre el aula digital y el libro de texto digital. De tal forma que la forma de trabajo dentro del proyecto digital se basó, principalmente, en la utilización de libros digitales en sustitución de los libros de papel. Este aspecto, aunque dando algo de modernidad al asunto educativo, nada tiene que ver con la concepción que de “aula digital” tenemos hoy día los docentes que más nos movemos en este terreno.

Aquí, sí que me gustaría matizar que no estoy en contra de la utilización de libros digitales, o de papel, dentro del aula. Los libros son un recurso más y como tal debe utilizarse, pero al igual que los de papel no deberían ser el eje vertebrador de nuestra práctica docente, su evolución digital, tampoco debería serlo. En todo momento, podremos y debemos utilizar lo más ventajoso de ellos, pero la “educación digital” va mucho más allá que el mero uso de un libro de texto digital.

De esta forma, como era de esperar, el proyecto Mochila Digital desaparece en tan solo 3 años, y es que muchos de los centros que participamos en él, decidimos no continuar con el mismo, puesto que distorsionaba la forma de trabajo que veníamos realizando con nuestros alumnos.

¿Qué falla? Insisto, la concepción del modelo digital aplicado a la educación. La educación digital no es solo dotar de ordenadores y conexión a Internet para que nuestros alumnos sigan haciendo lo que hasta ahora venían haciendo... Leer el libro de texto y escuchar al docente. Nuestras escuelas digitales cambian el rol de los actores en el panorama educativo. Los alumnos pasan a ser productores y creadores de contenidos digitales (media makers o prosumers), no sólo consumidores; aplicamos nuevas técnicas gracias a la “Educación Híbrida” (del inglés Blended Learning), este es quizás el elemento básico y de partida de toda aula digital; a partir o gracias a ello, iremos incluyendo los nuevos modelos de aprendizaje con herramientas digitales que estamos usando actualmente en clase muchos docentes (Flipped Learning, M-Learning, ABP, etc).


• Usted realiza numerosos proyectos en el que el protagonismo es de las nuevas tecnologías. ¿Nos puede hablar de alguno que le parezca especialmente positivo para los alumnos?

Bueno, si estos proyectos o formas de trabajo, porque al fin y al cabo no dejan de ser eso, maneras de hacer en clase que las englobamos en unos proyectos con unos objetivos planificados, son positivos para mis alumnos solo tiene un secreto y es que el protagonismo de todo el proceso no lo tienen las TIC, sino los propios alumnos.

Par mí, lo principal es que cualquier cosa que hacemos en clase, la hacen ellos. Utilizando las TIC, porque me lo demandan principalmente, pero sabiendo que son los alumnos los que si quieren jugar con los móviles en clase, tienen que elaborar previamente los juegos que vamos a utilizar; si quieren grabar un vídeo o hacer una videoconferencia, tienen que planificarlo todo de antemano.

Y hablar de algún proyecto en especial, pues es complicado, porque cómo suele ser habitual en estos casos, qué proyecto cuentas y cuál dejas sin mencionar... Lo primero e importante, como ya he comentado, es la forma de trabajo en cualquier proyecto que desarrollo... Los alumnos son los que elaboran todos los materiales que se usan, el docente solo guía y orienta en su elaboración. Aquí utilizo mucho, por ejemplo, la creación de vídeos. Ellos se graban explicando cómo resolver operaciones matemáticas, o manteniendo una conversación en inglés. Después llega la elaboración del material a usar en clase, a partir de esos vídeos y con apps de sus tabletas o de Internet, crean actividades interactivas que posteriormente se pondrán en práctica en clase. Como punto final mencionar que todo ello se integra dentro del proyecto que estamos trabajando en ese momento.

Puesto en práctica con un ejemplo:
Proyecto, DTO (Digital Minds, Two Countries and One Language). Dos países, España y Polonia, clase de inglés en quinto de primaria. Los docentes preparamos nuestro programa de tal forma que planificamos lo que vamos a ver durante todo el curso en cada sesión (de igual forma que se hace con una clase paralela de tu mismo colegio, la salvedad es que lo hacemos mediante videoconferencias y documentos compartidos online). Una vez a la semana hay sesión de videoconferencia con los alumnos para jugar a la actividad que ellos mismos han ido preparando durante la unidad.

Actividad, My Voki. Los alumnos de cada país elaboran un personaje digital con una descripción (estamos trabajando la comprensión y expresión escrita). El día de la videoconferencia los alumnos muestran su creación a los alumnos del otro país y además les lanzan una batería de preguntas que deben responder (trabajamos la comprensión y expresión oral). Obviamente, el hecho de que estemos jugando con alumnos de otro país, comunicándonos con ellos en inglés y además ganando puntos en el juego, hace que la actividad sea un éxito garantizado. (http://dto-polandspain.blogspot.com.es/2014/11/my-voki.html)

Pero insisto una vez más, el secreto de que todo funcione es que los materiales han sido elaborados por los propios alumnos. Para ello siempre estamos presentando nuevas aplicaciones y encontrando nuevas formas de hacer las actividades. Al fin y al cabo son ellos mismos, lo que en su tiempo libre, aprenden a utilizarlas y encuentran las estrategias para su uso dentro de clase. Por ejemplo, últimamente lo que más producen son actividades para poder utilizar los móviles en clase. http://blearning.eradigital.es/index.php/2015-02-12-17-20-49/34-el-movil-en-clase


• Como docente, ¿qué ventajas destacaría de la ‘enseñanza digital’ frente a los métodos tradicionales?

Lo primero que destacaría, más que una ventaja es un hecho, y es que la enseñanza digital me aporta unas posibilidades de actuación y movimiento en el aula que de otra forma no podría lograr. Motivación del alumnado, posibilidad de que sean ellos los que produzcan los contenidos, utilización dentro del aula de los medios que ya están utilizando en su entorno inmediato.
Al fin y al cabo, cuando hacemos uso de esa “enseñanza digital” no estamos haciendo nada novedoso, solo estamos usando en clase lo que ellos ya usan en su tiempo libre.

En este sentido para mí todo son ventajas. Ventaja por la comodidad a la hora de hacer el seguimiento del alumnado, pienso ahora en matemáticas, en las horas de tiempo ahorrado corrigiendo operaciones gracias a la aplicación ThatQuiz.
Ventaja por la Infinidad de recursos educativos que hay en la red. Solo tienes que buscar un poco y encuentras cientos de aplicaciones o contenidos digitales que te ayudan en el aula.
Ventaja porque pongo en práctica la colaboración entre los alumnos de una forma más sencilla. Dentro del aula porque la motivación para crear el contenido que luego les permitirá jugar es alta y hace que se impliquen todos en ello, y fuera del aula porque les permite coordinarse desde sus casas o desde la biblioteca, o en cualquier lugar al estar todo OnLine.
Ventaja porque introducimos el juego y todo lo que ello conlleva de una forma rápida, sencilla, motivadora y actual. Pienso ahora en las competiciones de Kahoot que crean mis alumnos sobre las unidades que vamos viendo en clase. Ya no es que están atentos al desarrollo de las preguntas para que estas sean lo suficientemente difíciles para el equipo contrario, sino que detectan cualquier mínimo error en la elaboración de las mismas, o en las del equipo contrario cuando tienen que jugar con ellas.

La cuestión no es si se aprecian las ventajas, la cuestión es que para poder beneficiarnos de ellas tenemos que cambiar nuestra forma de ver la clase como docentes. Incluso las familias también tienen que ver que el modelo ha cambiado y que la educación de sus hijos no es y no debería ser como la que ellos recibieron en muchos aspectos.

Pensemos en estos tres casos que suceden día a día en el aula o incluso en casa.

Caso A.- No entiendo qué significa una palabra. Solución:
1.- pido permiso para levantarme a por el diccionario y buscar su significado.
2.- saco el móvil de la mochila y buscó su significado en el diccionario online de la RAE.

Caso B.- No recuerdo cómo es el proceso de la fotosíntesis o no he estado en clase cuándo se ha trabajado con ello. Solución:
1.- No hago nada en casa o en clase hasta que el profesor me lo explique, porque con lo que leo en el libro no me queda claro.
2.- Veo el vídeo que hay en el blog del aula o incluso lo busco en YouTube por mi cuenta.

Caso C.- La semana que viene presentamos en clase una infografía sobre el Sistema Nervioso. El trabajo en grupo requiere quedar varias tardes y esta semana es difícil. Solución:
1.- Nos repartimos el trabajo, cada uno hace su parte en solitario y ya lo uniremos todo.
2.- Creamos un documento compartido OnLine, vamos trabando al mismo tiempo sobre él, nos corregimos el trabajo según lo vamos creando, al final está todo elaborado y revisado por todos los miembros del grupo.

En mi caso tengo claro que la mejor solución a cada caso planteado siempre es la segunda. Pero para ello he aceptado que mi rol dentro del aula ya no es el de ser el máximo poseedor del conocimiento, de ser la persona de la que depende que mis alumnos absorban contenidos. Mi rol es otro, yo debo dinamizar él aula, guiar a mis alumnos para que sean críticos y sepan diferenciar qué contenidos pueden ser buenos y cuales no; debo orientarles en las funciones de trabajo y coordinación de grupo. Y debo olvidarme de que el aula digital requiere que yo les enseñé a manejar las aplicaciones informáticas. Hace tiempo que me di cuenta de que suele ser al revés, son ellos los que me enseñan a mí las posibilidades de las diferentes aplicaciones, sobre todo desde que trabajamos con el modelo BYOD (Bring Your Own Device, trae tu propio dispositivo).

• Repercursión en los resultados académicos.

Siendo breve, podría decir que la enseñanza digital ha beneficiado en los resultados de mis alumnos, puesto que me ha resultado más fácil desarrollar una enseñanza más individualizada cuando lo he necesitado y eso, como todo docente sabe, es un valor añadido que siempre aporta mejores resultados para el alumno.

Pero creo que habría que ahondar más en la respuesta y abordar el tema de la propia evaluación, de hecho, es un tema que ahora mismo está en el debate de cualquier equipo de expertos educativos. ¿Evaluamos lo que enseñamos? O mejor dicho ¿enseñamos lo que necesitan nuestros alumnos o lo que nos requiere la evaluación que se plantea?
Y es que, probablemente, la evaluación en sí misma sea el proceso que menos ha cambiado y uno de los que más resistencia al cambio está presentando hoy día. La evaluación que los adultos actuales hemos conocido, es una evaluación puramente de contenidos, poco o más bien nada en lo que se refiere a competencias se evaluaba cuando a nosotros nos tocó pisar la escuela como alumnos. Y hoy día, seguimos viendo que este tipo de evaluación se sigue aplicando en nuestros estudiantes, seguimos fallando en lo mismo que fallaban nuestros maestros, pero con una diferencia, ahora prima más que antes la necesidad de saber buscar, de curar, el contenido; de ser crítico y al mismo tiempo saber colaborar en grupo; debe primar mucho más que memorizar listas eternas de contenidos que aprendemos, retenemos un día para el examen y tras haberlos soltado, los olvidamos porque tenemos que volver a retener nueva información.
En un momento en el que los contenidos y la información está en la red, lo que más pesa es saber acceder a ella, saber trabajar con esa información y esos contenidos y usarlos debidamente. Y no estoy hablando de que ahora no tengamos que aprender nada de memoria, que nuestros alumnos van a ser analfabetos históricos en un futuro, seamos serios y entendamos lo que esta apuesta por la competencia en lugar de la memorización significa.


• Finalmente, cuáles son en su opinión los pasos que deben darse para equipararnos con otros países que ya tienen totalmente implantadas estas metodologías.


Afortunadamente, si nos comparamos con otros países de nuestro entorno, no está tan mal la cosa en lo que a tiempos se refiere, como se suele decir, aún podemos coger el tren y no quedarnos atrás.

Desde mi punto de vista, las actuaciones deben focalizarse en tres aspectos; Hardware, apoyo docente y actualización curricular. Y además deben darse al mismo tiempo en sus tres vertientes.

-Hardware. Pasa por dotaciones suficientes y actualizadas de los centros educativos, con todo lo que ello conlleva, dispositivos para alumnado y profesorado y redes de comunicación que sean capaces de canalizar todo el ancho de banda necesario.
En este sentido, podríamos entrar al debate de si los dispositivos tienen que ser dotados por la administración o es el propio alumno el que lo puede llevar de casa (BYOD), como le digo, este es un debate abierto y que tendrá detractores tanto de un modelo como de otro; pero en cualquier caso, la dotación debe realizarse como punto de partida y necesario para poder actualizar nuestras aulas.

Con independencia de que en nuestras clases trabajemos más o menos tiempo con el modelo 1to1 (del inglés 1 a 1, un dispositivo por cada alumno), lo que queda claro es que este modelo debe estar presente y poder utilizarse cuando el profesor así lo estime oportuno. Y no se trata de que todos los alumnos tengan el mismo tipo de dispositivo, unos tendrán ordenadores, otros tabletas, otros smartphones, y mañana otros tendrán lo que acabe de salir; simplemente cada uno utilizará su dispositivo cuando sea necesario y es más, a veces unos dispositivos vendrán mejor que otros en función de la tarea a realizar en el grupo.

Pero de este apartado, la parte principal en la que las administraciones correspondientes deberían destinar la mayor parte de sus recursos son las comunicaciones. Hoy por hoy, la brecha digital no son los dispositivos (aunque puedan serlo también en muchos casos), la verdadera y preocupante brecha digital es la conexión a la red. Los centros educativos deben contar con una conexión que les permita desarrollar todo su potencial y que este no se vea limitado por aspectos técnicos. El uso de vídeos, videoconferencias, contenidos digitales, es un aspecto que requiere de un ancho de banda y velocidad de acceso a la red que, hoy por hoy, está mermando las actuaciones de muchos centros educativos.

Así, si no conseguimos dotar a todos los centros con una capacidad de acceso a la red que sea acorde a las demandas de sus usuarios, estaremos creando centros educativos de primera y de segunda, o incluso tercera, en función de las posibilidades de acceso a Internet.

-Apoyo docente. Este aspecto va en dos vertientes, el soporte técnico propiamente dicho y el apoyo pedagógico, que podrá ser un tanto pedagógico-digital si se quiere definir así.
El lado del soporte técnico está claro, como docente necesito que mis dispositivos funcionen. A nadie se le escapa que cuando vas a una oficina, a un banco, a una empresa, los ordenadores y medios tecnológicos que utilizan, no son reparados ni mantenidos por las personas que trabajan con ellos, sino por sus respectivos equipos de soporte. En el aula es igual, si un ordenador se avería, si el switch se desconfigura, etc; no es el docente quien puede arreglarlo, obviamente lo intentará y si lo consigue habremos ganado tiempo y conocimiento en ello, pero no es una tarea que deba recaer de forma obligada en él, para ello los centros deben contar con un soporte técnico que les de solución a esos problemas.

Pero más importante aún es el apoyo pedagógico, que a mí me gusta enfocar en el apoyo pedagógico-digital. Y con este me refiero no sólo a la formación en el uso de los medios informáticos. Creo que esta fase de formación, aunque debe mantenerse, está superada por la mayoría de los docentes. Hay otra fase que siempre debe estar viva, es la actualización digital y la de puesta en práctica de nuevas herramientas. En este sentido debe existir una formación continua en forma de grupos de trabajo que permita al profesorado ir viendo las novedades metodológicas y las nuevas aplicaciones de la tecnología educativa que van surgiendo. Al mismo tiempo, los docentes deben conocer qué se hace en los otros centros de su entorno; verá, aquí, el copiar no está castigado, al contrario, el copiar es obligatorio. Debemos copiar las experiencias novedosas que hacen algunos compañeros, debemos compartir las nuestras, solo así nos enriqueceremos en muy poco tiempo.

-Actualización curricular. Antes, cuando hablábamos de la evaluación ya he mencionado este aspecto. Todo lo que hagamos los docentes en el aspecto digital y en la aplicación de nuevas formas de enseñanza debe estar avalado por la administración y reflejado en el currículo, el cual debe dar cabida a todas estas nuevas formas de trabajo.

Ahora podríamos hablar sobre lo que ya está más que trillado sobre que nuestros alumnos trabajarán en oficios y puestos que aún no están creados, que debemos formarlos en la creatividad, en el uso de los medios digitales, etc. Pero como todo eso ya está más que sabido, creo que debemos mirar a nuestro alrededor y ver. Ver cómo los países emergentes que hicieron una apuesta clara por la formación digital y en la formación digital propiamente dicha, han conseguido posicionar a sus alumnos en compañías mundiales por todo el mundo. Visto esto, países como son Reino Unido con su “computing at school” o Estados Unidos con su reciente “Computer Science for All”, hacen una apuesta clara por lo que ellos califican como una “nueva destreza elemental necesaria para la oportunidad económica y la movilidad social”.

Pero no son solo los aspectos como el “coding” (programación) o la robótica educativa, son aspectos como las nuevas tendencias como el “Gaming”, “Blended Learning”, “M-Learning”, etc. Aspectos que hacen que el concepto de aula tradicional cambie, incluso los tiempos de clase y aquí la administración debe ser capaz de dar una respuesta rápida e innovadora al respecto.

Por poner un ejemplo, yo tengo clase con mis alumnos de lunes a viernes de 9:00 a 14:00, en un modelo tradicional este sería mi único horario posible para interactuar con ellos. Pero que ocurre ahora... Todos los días a partir de las tres o tres y media, comienzo a recibir mensajes por medio de las redes sociales educativas que usamos (Google Classroom, Papás 2.0, eMail, Google Docs...) a veces son mensajes directos para mí, otras son mensajes de los grupos de trabajo que tienen cuando participan en alguna tarea; en cualquier caso, lo que está ocurriendo es que se está alargando mi horario de docencia directa con alumnos, más allá del horario formal establecido en el centro. Y ¿cómo se contempla esto a nivel administrativo? Porque aquí ya no estamos hablando de corregir en casa o preparar las clases del día siguiente. Por otro lado, esta forma de trabajo con los alumnos les está aportando a ellos mismos una retroalimentación positiva que de otra forma no tendrían.

¿Estamos ante un paso intermedio entre lo que sería la educación formal y la informal? O más bien, así lo pienso yo, lo que ocurre es que se está dando el cambio necesario en la educación formal para que consiga enganchar a alumnado que de otra forma se está perdiendo en el camino.

A modo de conclusión, en este sentido, la administración debería ser la que intentase abanderar ese cambio que se está dando y que, hasta ahora, vive de forma pasiva.