¿No echas de menos la escuela? Creo que he perdido la cuenta de las veces que me han hecho esta pregunta. Pero no me extraña que me la hagan si analizamos la situación de partida, supongo que es lógico. La verdad que ni yo mismo me había planteado nunca estar fuera del cole en el momento que lo hice. Pero las situaciones muchas veces no se planean, simplemente aparecen y según las cojas, o no, tu vida dará un giro inesperado. Recuerdo la incertidumbre, incluso indecisión previa, tras 20 años como maestro, en un pequeño colegio los últimos años, funcionario acomodado dirían algunos, siempre es “raro” cambiar de trabajo. Ahora, con la retrospectiva que me da el tiempo, veo como el encorsetamiento de un sistema frío, lento y falto de energía hace que miles de docentes vean cómo se estancan sus ganas de avanzar, de innovar, de fluir… pero bueno, puede que ese sea tema de otro post. Y respondiendo a la pregunta, sí, echo de menos la escuela, cómo no hacerlo. Respondiendo a la siguiente pregunta, que viene ligada a la respuesta afirmativa y creo que no hace falta ni escribirla… cada momento tiene sus aspectos positivos que hay que asimilar y que te permiten crecer interiormente, aspectos que en mi caso abarcan temas y enfoques que desde la escuela no trataba. 

Los primeros meses fueron extraños, no hablaré de difíciles o sencillos, simplemente fueron extraños. Adaptación a nuevos horarios, o a no tener un horario establecido; a nuevas formas de trabajo, a colaborar con compañeros y compañeras que están a miles de kilómetros, en cualquier país, en cualquier continente; a ver a mucha gente, pero no ver a nadie… Y todo ello me hizo preguntarme si mi escuela, que es un reflejo de la escuela española, que es donde miles de docentes nos hemos educado, ¿nos prepara para mostrar esa sociedad líquida a nuestros estudiantes? Y los docentes, ¿cómo es nuestra actuación dentro del aula? El informe de la OCDE “Getting skills right” arroja unas cifras, cuando menos, para pensar, un tercio de las personas adultas están empleadas en trabajos que no tienen nada que ver con lo que estudiaron, siendo estas personas tituladas. ¿Cuáles son las destrezas y habilidades que, realmente, necesitamos actualmente? ¿En qué momento de mi carrera profesional me han formado para ello? Por algo, los primeros meses fueron extraños…

Mi posición como consultor educativo en SMART me aporta una situación privilegiada, puesto que hace que siga en la escuela. Tal vez no sea la mía, pero me paso todo el día entrando en escuelas, hablando con docentes, analizando mis metodologías, analizando las suyas, compartiendo. Siempre me ha encantado esa palabra, compartir. Pero compartir no es pasar a tu compañero un borrador para que arregle el desaguisado que ha hecho en “su” cuaderno. Eso es prestar. ¿Cuánto tiempo dedicamos en la escuela a enseñar a prestar y nos olvidamos de compartir? Compartir, que te lleva a cooperar, que te lleva a colaborar, que te lleva a tratar lo que ahora parece ser un tema de actualidad, el aprendizaje socioemocional. Como muchos maestros, llevo toda mi vida intentando colaborar y compartiendo. Afortunadamente son muchos los docentes que hacen lo mismo, al menos es lo que me estoy encontrando allá donde voy. Así, cada vez que hago una formación, cada vez que mantengo una reunión con personal de la administración, cada vez que muestro un plan de actuación para un centro educativo, siempre lo hacemos compartiendo, colaborando, modificando y edificando un nuevo conocimiento entre todos y todas. 

Este año me ha aportado una nueva visión del sistema educativo, la perspectiva cambia y se posiciona casi al símil de panóptico típico. Poder entablar conversación con profesorado, con equipos directivos, con responsables de las administraciones educativas, con jefes de proyecto de diferentes empresas, con compañeros y compañeras de otros países con sus respectivas casuísticas educativas; todo ello hace que el flujo, del que hablaba al principio, sea continuo. Creo que durante todo este año no he tenido ni un solo momento de aburrimiento.

En definitiva un año llevo de novedades, de nuevos conocimientos, en el que estoy haciendo lo que solía hacer en el cole, contagiar. Pero sobre el contagio, tal vez escriba otro día.