Podría resumir el evento citando los dos ejes principales que, desde mi punto de vista, se trataron y fueron recurrentes en todas las conversaciones -tanto si estaba previsto tratarlas en agenda, como si no-; por un lado, la Inteligencia Artificial, tema que copa todo tipo de conversaciones, tanto educativas como de cualquier otro nivel; por otro, la cuestión de pantallas sí - pantallas no; tema también muy recurrente del que todo el mundo habla, la mayor parte con imprecisión y con mezcla de todo tipo de tópicos y opiniones vertidas en redes sociales.
1.- Inteligencia Artificial (IA, que veremos mucho como AI, por aquello del inglés): educativa, en la educación, en la sociedad, de moda, nueva… o no tanto.
En este post no pretendo exponer lo que se trató en el evento en sí, para ello podéis visualizarlo directamente en las diferentes grabaciones que EUN realizó del mismo.
Lo que sí que me gustaría compartiros es la retroalimentación que yo tengo, al hacer una fusión entre las aportaciones recibidas del propio evento, con las conversaciones mantenidas con diferentes empresas tecnológicas y administraciones educativas; al tiempo de lecturas e inputs de otros eventos y lugares.
Partimos de la base que más o menos ya todos tenemos clara, que es que la Inteligencia Artificial no es algo nuevo, lleva muchos años entre nosotros, aunque actualmente se ha popularizado desde que hizo su presencia esa Inteligencia Artificial Generativa a nivel popular (Chat GPT y similares). Queda claro también que la IA (en todas sus versiones) cada vez es más conocida, está más presente y verá un desarrollo muy rápido en poco tiempo (hace ya 40 años de Terminator y no llegaremos a 2029 con esas máquinas dominando el mundo -esperemos-, pero sí que serán unos años muy interesantes de “evolución robótica”). Al mismo tiempo, cuando hablamos de Inteligencia Artificial, estamos embebiendo por defecto todo lo relacionado con tecnología.
Teniendo todo esto en cuenta yo veo tres puntos principales o preguntas que deberíamos realizarnos al respecto: Qué IA y tecnología tenemos actualmente en educación, qué IA necesitamos en el mundo educativo y qué supondrá todo eso a nivel práctico para el docente.
1.1.- ¿Qué IA y tecnología tenemos actualmente en educación?
Traigo aquí a esta pareja, Inteligencia Artificial y Tecnología, porque el desarrollo e implantación actual que estamos viendo en el mundo educativo de la IA es el mismo que sucedió, incluso sigue sucediendo, con la tecnología en educación (no es lo mismo tecnología en educación que tecnología educativa).
En este sentido parafraseo a la profesora Marte Blikstad-Balas de la universidad de Oslo, quien hablando del tipo de tecnología que se usa en la educación dijo: “Most of the thecnologies used at scale are administrative, not pedagogical”.
Y es cierto, además de ser uno de los principales problemas del porqué a veces la tecnología no aporta buenos resultados ni mejora la educación. Desde el comienzo en el que aparece la tecnología, lo habitual al llevarla al mundo educativo es simplemente usar la tecnología que se ha creado para otros fines e intentar adaptarla de la forma más sencilla y rápida posible para la educación. Eso es lo que yo llamaría “tecnología en educación”, porque lo que se pretende es intentar dar un uso educativo de un elemento que no ha sido creado para la educación. Enfoque totalmente diferente de si hablamos de lo que yo ya sí denominaría, “tecnología educativa”, aquella tecnología que ha sido desarrollada expresamente para la educación y por tanto, va a cumplir las expectativas para las que se ha desarrollado, de hecho, los resultados que realmente obtenemos a nivel educativo muestran que efectivamente es así, esa tecnología creada expresamente para la educación sí que tiene un uso y resultado positivo en esta. (Para más información sobre este tema, puedes ver este otro post).
En el caso de la Inteligencia Artificial nos encontramos con una situación exactamente idéntica. Ahora mismo las diferentes herramientas que se están comenzando a utilizar en el mundo educativo, son adaptaciones de herramientas genéricas de IA. Con lo cual los docentes lo que están realizando inicialmente es intentar utilizar esas herramientas y las posibilidades que aporta a su día a día. Pero los resultados que se puedan obtener, y es una cosa de la que estoy totalmente seguro, no tienen nada que ver con los resultados que se obtendrán cuando esa IA y herramientas que utilice, se desarrollen expresamente pensando en el sector educativo.
1.2.- ¿Qué IA necesitamos?
Esta es la pregunta clave, la más complicada y la más difícil de responder porque la respuesta en sí no es sencilla. ¿Cuál es el objetivo último de la IA en educación?: ¿Sustituir al docente?, ¿apoyar al docente?, ¿apoyar al alumnado?; ¿aportar propuestas en la individualización de la enseñanza?, ¿participar en la personalización de la enseñanza?, ¿analizar los datos del alumnado para proponer acciones de futuro?... Y llegados a este caso, ese análisis de datos y resultados que ofrece, ¿quién los debe custodiar?, ¿hasta qué punto queremos que ese hipotético análisis de datos permita la creación de un perfil digital?, ¿qué uso daremos al perfil digital?... (creo que estas preguntas ya están a un nivel Terminator en 2029, Matrix o similar).
Lo que es una realidad es que esta aparición a nivel educativo del potencial que supone la Inteligencia Artificial requiere de una necesidad inicial de análisis real, de posibilidades y, sobre todo, de una estructuración legal que garantice el correcto desarrollo de dicha tecnología.
En este sentido, de las muchas propuestas que en el sector educativo se están escuchando ahora mismo sobre ese desarrollo de la IA, la que está cogiendo más fuerza es la de una IA que ayude al docente, principalmente en dos aspectos: en sus funciones de gestión, creación y preparación de materiales para la docencia; y por otro en el análisis de la evolución del alumnado a fin de aportar al docente información individualizada de cada uno de sus estudiantes (imaginemos que la IA fuese capaz de detectar cuándo un alumno o alumna necesita apoyo en determinado campo de conocimiento o que nos avise según se vayan detectando aspectos como dislexia, TDAH, etc).
Reconozco que probablemente estos puntos son los más escuchados a nivel docente, porque son realizados por docentes… Una máquina… que hace de profe… que ya no hace falta el humano… como maestro yo tampoco lo veo, me falta esa parte holística, emocional, racional… ¿sí? 2024, aún no lo veo…
1.3.- ¿Qué supondrá la IA para el docente?
Lo que creo que es más sencillo de responder, al menos inicialmente, incluso, aunque pudiese parecer que está pregunta debiera ser mucho más complicada; es precisamente eso, qué supondrá la Inteligencia Artificial para el docente, porque realmente ya estamos comenzando a ver qué está suponiendo ese uso dentro de las aulas.
Y la principal conclusión que yo hago sobre el uso de la IA en las aulas, es que va a suponer acelerar aún más la necesidad de un cambio en el rol del docente, que no es la eliminación de este. Un cambio que no viene dado en sí por la utilización de la Inteligencia Artificial, sino más bien es el uso de esa tecnología, lo que va a forzar un poco más a que aquellos docentes que se resistían al cambio metodológico, que continuaban impartiendo clases como se hacía en el siglo XIX, en este caso, se ven abocados ya definitivamente a la necesidad de esa actualización de su rol…
Seleccionar contenidos en base a criterios del docente, creación de situaciones de aprendizaje automatizadas y personalizadas, análisis de las acciones del alumnado y reporte de necesidades; la figura del docente como orquestador del aula, como diseñador de experiencias que permitan trabajar las competencias del alumnado, como factor humano y emocional… creo que la retórica va a vivir buenos tiempos… de nuevo.
Probablemente aún es un poco pronto para todo esto, pero esperemos a Terminator…
2.- Pantallas (smartphones, tabletas, redes sociales, Internet, libros de texto, gafas, ejercicio… todo al mismo saco).
Segundo tema principal, que estuvo presente durante todo el evento, en todas las charlas y tertulias posteriores, y que estamos viendo en todos los medios de comunicación… Tiempo de pantallas, no uso del móvil en menores de determinada edad.
El principal problema que nos encontramos aquí es la confusión y la mezcla de diferentes aspectos y elementos. Y es que, cuando hablamos de cuestiones relativas a, por ejemplo, que los menores no pueden acceder a redes sociales (edad mínima de 16 años para acceder a redes sociales, anteproyecto de ley para la protección de las personas menores de edad en los entornos digitales. https://www.mpr.gob.es/prencom/notas/Paginas/2024/04062024-proteccion-menores-entorno-digital.aspx) acabamos identificando que la utilización de un dispositivo -teléfono móvil, Tablet, ordenador, o similar- implica por defecto el uso de esas redes. Nada más lejos de la realidad, puesto que siempre hay que partir de la premisa que el uso que se hace por parte del profesorado en los centros educativos es precisamente eso, educativo.
Cuando un docente hace uso de un dispositivo con acceso a Internet dentro del aula, lo hace para acceder a contenidos educativos, vídeos explicativos, actividades interactivas que hacen más ameno el aprendizaje a los estudiantes, acceso a simuladores y laboratorios virtuales, más un largo etcétera de posibilidades que ahora se tienen gracias a la tecnología.
Cuando los expertos hablan de la problemática del tiempo del alumnado dedicado a las pantallas, estamos hablando del tiempo total de uso que se realiza en el día.
Las estadísticas en este sentido muestran como la parte de uso de pantallas dentro del centro educativo es mínima, frente a la cantidad de horas de uso descontrolado de los teléfonos móviles, tabletas y otros dispositivos personales que realizan fuera del centro educativo.
Cuando los expertos hablan del problema que los adolescentes tienen hoy día (ansiedad y depresión principalmente) lo centran en el uso que estos hacen de las redes sociales en detrimento de la participación en actividades de relación social presencial y sin tecnología. Recomiendo en este sentido la lectura del libro “La generación ansiosa” de Jonathan Haidt, que efectivamente aporta datos interesantísimos a este respecto.
Y también lanzo algunas cuestiones que deberíamos meditar, ¿cuánto promovemos el juego libre en los niños y adolescentes?, ¿cuánto tiempo dejamos para que nuestros menores bajen al parque, vuelvan solos del colegio, tengan posibilidad de relación social entre iguales?
Y es que la dificultad de conciliación familiar, unida a la sensación de inseguridad (elemento infundado), que actualmente la sociedad en la que vivimos está trasladando, hace que cada vez las familias dejen menos libertad de movimiento a los menores a la hora de poder desenvolverse en su entorno próximo. Menores que pasan las tardes sentados en casa, que en el mejor de los casos participan de tiempo activo pero controlado, en actividades extraescolares siempre dirigidas. Menores a los que estamos quitando la posibilidad de la innovación y la creatividad.
En resumen.
-El tiempo de pantalla no es igual si es bajo un uso con un objetivo pedagógico que si es libre y sin control en redes sociales.
-Los dispositivos personales de nuestros menores deben estar gestionados por controles parentales que limiten su uso indebido. (Sí, tus hijos odian el Family Link y el Family Safety. Te propondrán mil y un tratos para intentar que lo quites… no lo hagas).
-El dispositivo que tiene acceso a Internet nunca puede venir sin concienciación sobre su uso, sobre los usos correctos de este, sobre los riesgos que puede tener. Si no sabes, busca o pregunta, no pasa nada.
https://www.unicef.es/infancia-tecnologia/mas-que-un-movil
-Juego libre, no dirigido. Dichoso aburrimiento…
https://www.unicef.org/parenting/es/cuidado-infantil/que-es-juego-independiente