Pero no voy a hacer un análisis de las necesidades que tienen los centros en lo referente a dotaciones informáticas, tanto hardware como software. Creo que este es un debate estéril si tenemos en cuenta la situación actual de las diferentes administraciones competentes en la materia. Pensar que estas vayan a realizar dotaciones de dispositivos informáticos en número suficiente para los centros educativos, sería, y es, un fenómeno que ni se ha dado ni se dará. Al menos en mucho tiempo.

Es cierto que se han realizado actuaciones importantes en este sentido, pero no suficientes para contar con dotaciones mínimas para todos los cursos. En ningún momento me refiero a la necesidad, o no, del modelo 1 a 1; sino a la necesidad de disponer de dispositivos dentro del aula que me permitan realizar la labor docente de una forma fluida y normal. De tal forma que las actuaciones a las que me refería anteriormente, deben ser reparadas, renovadas y sustituidas por actuaciones posteriores que mejoren continuamente dichos dispositivos, si no, nos seguiremos encontrando con un panorama de centros en los que se quiere hacer uso de los medios informáticos, pero no se puede, por no contar con ellos o no estar en buen estado para su utilización.

 

 

El comienzo.

Así, en el año 2011, tras pasar un tiempo en la administración educativa, me reincorporo al centro en el que actualmente continúo, con muchas ganas de poner en práctica un proyecto planificado y, desde mi punto de vista, acertado, que implementase el uso de las TIC dentro del aula, haciendo uso de estas como una herramienta más para el alumnado. Permitiendo que la integración fuese total y el utilizar la tecnología se realizase de forma natural, de igual forma que usas un libro de papel cuando hace falta, sin necesidad de planificar una sesión específica para ello.

El análisis previo de la situación del centro, creo que similar a la mayoría de los centros de la región en la que está y a la de muchas otras regiones, me aportó una visión de un centro conectado internamente a través de una red Wi-Fi con una salida a Internet por ADSL (que se antojaba totalmente insuficiente para la demanda de ancho de banda que se esperaba), pizarras digitales en la mayoría de las aulas, ordenadores portátiles para uso de los docentes, ordenadores tipo Netbook para los alumnos de quinto y sexto (procedentes del programa Escuela 2.0), un aula de informática con ordenadores de sobremesa totalmente obsoletos (aula Althia) y un número de ordenadores para uso de los alumnos de los otros cursos que permitía amortiguar, un tanto, la falta de equipos adecuados en el aula de informática.

Además, el mantenimiento de los equipos e infraestructuras informáticas de los centros educativos había desaparecido y este recaía exclusivamente en el profesorado del centro. Concretamente en la figura del responsable TIC, que también desaparecería, dejando solo la del responsable de formación y encomiando la administración a este docente el mantenimiento y reparación de los distintos dispositivos. La verdad, nunca entendí cómo la administración educativa podía hacer tal afirmación. El hecho de que una persona trabaje con aplicaciones informáticas (docentes, médicos, banqueros, oficinistas…) no indica que tenga que tener conocimientos de reparación de estos dispositivos.

Ese curso estuve como tutor de cuarto de Primaria, una clase que se enfrentaba por primera vez a lo que les proponía, utilizar los medios informáticos todos los días, dentro del aula y siendo estos medios una herramienta más. La cosa pintaba bien, trabajo en grupo, aprendizaje colaborativo asistido por ordenador, Flipped Learning, alumnos como productores de contenido… hasta que pasó lo que de antemano temía que pasaría…

 

Los problemas.

Al mismo tiempo que en cuarto utilizábamos los pocos aparatos que teníamos, en quinto y sexto se planificaron de forma similar dinámicas de trabajo digital, teniendo en cuenta que las dotaciones 1 a 1 del programa Escuela 2.0 daban mucho más juego en el centro.

- El uso intensivo de los dispositivos comenzó a hacer visible la falta de ancho de banda que teníamos en el centro. La línea ADSL no era suficiente, aunque la conexión Wi-Fi sí lo fuese. Las actualizaciones del antivirus, del sistema operativo, y el uso educativo de la red hacía que la saturación de la línea ADSL fuese un problema diario.
- El mantenimiento de los ordenadores comenzaba a ser cada vez más saturante. Fallos del sistema operativo, virus, errores de arranque, etc.
- El número de dispositivos era del todo insuficiente para lo que se planteaba. Cierto que es que el modelo 1 a 1 se podía desarrollar en quinto y sexto, pero en el resto de cursos no se contaba con el mínimo necesario para poder planificar sesiones que hiciesen uso de las TIC de una forma fluida.

 

El cambio de modelo.

Ni dispositivos, ni previsión de futuras dotaciones informáticas, ni convocatorias de proyectos a los que acogerse… el panorama educativo, en lo que a innovación y renovación metodológica no pintaba muy bien. Motivo más que suficiente para lanzarse a la innovación y a la puesta en marcha de un modelo totalmente novedoso, que ya estaba viendo su implantación en otros lugares.

Tras analizar la situación del alumnado de mi clase, vi que prácticamente todos los alumnos contaban con dispositivos en sus casas, principalmente tablets, y en muchos casos también teléfonos inteligentes, smartphones. Así, en ese primer trimestre de 2011 reuní a las familias de cuarto y les planteé la posibilidad de permitir a los alumnos y alumnas que quisieran, el traer a clase sus tablets y smartphones. El modelo BYOD (Bring Your Own Device) en su más pura versión.

A qué me refiero con eso de en su más pura versión. Posteriormente he visto como en algunos centros educativos ponían en marcha proyectos similares, en muchos aspectos asociados a la compra de libros digitales (licencias de uso) que llevan parejo la compra de un dispositivo para su uso. En la mayoría de los casos, estos aparatos son de un tipo y modelo determinado, de tal forma que el modelo BYOD se materializa en el uso de dispositivos propiedad de los alumnos, pero siempre dentro de unos límites establecidos por El Centro o por las circunstancias y criterios de las editoriales que los dotan. No hago referencia a esto con ningún ánimo de crítica negativa, sino simplemente para dejar claro que el modelo que, en mi caso, puse en marcha, era un modelo totalmente libre, puesto que la elección del dispositivo no dependía del centro, ni del profesorado, solamente dependía de lo que en ese momento cada alumno tenía. Así, el BYOD de cuarto, y sobre todo el de los años siguientes, supuso para mí entrar a un aula, en la que la diversidad de aparatos, dispositivos y elementos con acceso a Internet era de lo más variado. Tablets de muy diversas marcas, en su mayoría con sistemas operativos Android, también algún iPad con IOS; smartphones con Android, e incluso algún portátil con Windows.

Las pautas de uso de los medios se fueron marcando poco a poco, aunque todo estaba vertebrado, o giraba en torno al modelo Blended Learning, de tal forma que no se trataba de estar usando los dispositivos en todo momento, ni de hacerlo de forma individual o en base al formato 1 to 1; se trataba de combinar lo mejor de la enseñanza tradicional con las aportaciones que me permitía la tecnología. Así, para mí el Blended Learning sería:

“Un modelo educativo que se sirve de la tecnología para el desarrollo de las funciones del profesor y del alumno, de tal forma que el aula física deja de tener sentido, abriéndose a la sociedad y al tiempo. Un modelo que permite implementar dentro de sí mismo nuevos modelos y técnicas educativas que pueden ser gestionadas a distancia por el docente y compartidas por el alumno. Siendo este último el auténtico protagonista de su proceso educativo”. (Castaño, 2014)

Este modelo Blended Learning contaba con los siguientes aspectos:
-Un EVA (Espacio Virtual de Aprendizaje) o VLE si citamos las siglas en inglés. En esos comienzos basado en la plataforma Moodle que ofrecía el servicio Papás 2.0 de la Consejería de Educación. También en el uso de la plataforma Edmodo. En cualquier casar, ambos EVA se utilizaban de forma simultánea y suponían el eje en base al cual se ligaban todas las tareas que usábamos en el aula.
-Un espacio de Internet público. Haciendo uso de la web www.eradigital.es utilizábamos esta como el blog público que permitía exportar las experiencias que realizaban los alumnos en clase, para que estuviesen visibles a toda la comunidad educativa. Aspecto muy positivo, si tenemos en cuenta la clasificación de redes sociales educativas, tal y como analizaba en esta entrevista.
-Suficientes herramientas hardware para uso por parte de los alumnos. A la PDI del aula y el ordenador del profesor, le sumamos los dispositivos del modelo BYOD, aspecto que realmente ha posibilitado el cambio de modelo dentro del aula.

Ese cambio se refiere a la puesta en marcha de técnicas como el Flipped Learning, técnicas de aprendizaje colaborativo con el uso de las TIC y sobre todo, al modelo de alumno como creador de contenido. No se trataba solo de acceder a contenidos ya creados a través de Internet, sino que fuesen ellos, mis alumnos, los que a través de sus dispositivos y de diferentes herramientas digitales, pasasen a ser creadores de contenido; analizando, investigando, indagando, criticando y creando.

 

La evolución.

El primer año lo recuerdo como un año de experimentación, que sentó las bases de uso para los posteriores. Ya en el curso siguiente, septiembre de 2012, comencé con tercero de Primaria. Con este curso estuve cuatro años, acabando con ellos en sexto y configurando así, un período de cuatro años de trabajo intenso de uso con las TIC dentro del aula y, como no, de uso del modelo BYOD desde el primer momento.

Las herramientas digitales que se comenzaron a usar en 2011 se establecieron como un rutina diaria. Moodle, Edmodo, Google Classroom, SMART amp… y muchas más herramientas digitales y colaborativas han sido las herramientas de uso diario que mis alumnos y alumnas han manejado de una forma activa, siendo tan necesarias para ellos como para mi.

Los ejemplos de este modelo se pueden ver en la multitud de actividades compartidas a través de la sección “Reporteros On-Line” del blog www.eradigital.es. Lugar que ha sido dotado de noticas en todo momento realizadas por los alumnos y alumnas del CP Juan Aguado, y que son una pequeña muestra del trabajo realizado por los docentes y alumnos del centro que han colaborado en ese proyecto.

En el curso actual, donde me sitúo como tutor de quinto de Primaria, la totalidad del alumnado cuenta con un dispositivo propio que lleva a clase de forma habitual, de igual forma que lleva su estuche. Si tenemos en cuenta la obsolescencia de los ordenadores con los que cuenta el centro, este modelo ha sido la solución a toda la problemática que tienen actualmente otros colegios. De tal forma que se da respuesta por un lado a la necesidad de dispositivos para uso del alumnado, y por otro, permite destinar los medios económicos del centro a la actualización de las redes de acceso a Internet, aunténtico handicap en la educación actual. Puesto que la brecha digital ya no se concibe como una necesidad de dispositivos, aunque siga siéndolo, sino en la necesidad de contar con un acceso a la red que aporte un ancho de banda suficiente y una calidad de navegación óptima. Esto es lo que actualmente, y el el futuro próximo, marcará la diferencia entre unos centros y otros, al igual que lo hará socialmente con unos núcleos urbanos y otros... tener acceso de calidad o no tenerlo, será y es la auténtica brecha digital.

Creo, y tengo claro, que este modelo será el que poco a poco se vaya implantando en las aulas. Por supuesto que deberá ir ligado a actuaciones por parte de la administración y a dotaciones y ayudas económicas a las familias para su adquisición, si se considera oportuno. De hecho, la idea de beca de libros deberá transformarse en el concepto de ayuda para adquisición de material, incluyendo en este apartado la adquisición de dispositivos informáticos si fuese necesario.

 

Lo positivo del BYOD

Los aspectos más positivos que personalmente he experimentado en clase como docente al poner en práctica un modelo de este tipo son:

 

REFERIDOS AL USO DE SUS PROPIOS DISPOSITIVOS.
-El alumnado en general muestra un mayor interés por las tareas a realizar porque para llevarlas a cabo es necesario usar sus aparatos.
-Continúan utilizando el mismo dispositivo en clase y en casa.
-El cuidado que hacen de los mismos aumenta, al sentirlo como un bien propio.
-El alumnado aporta nuevas posibilidades de realización de una tarea a través de aplicaciones que ha experimentado en su casa.
-Son los propios alumnos los que deciden que aplicaciones utilizar y que dispositivos en cada caso. Dependiendo del tipo de producto final que vayan a realizar, pueden comenzar la tarea utilizando un ordenador, continuar con el uso del smartphone y acabarlo con una tablet. Lo de menos es la herramienta, para mí tampoco es el producto final que consiguen, sino lo que han ganado, a nivel de conocimientos y capacidades, durante todo el proceso.

 


REFERIDOS AL USO DE SMARTPHONES Y TABLETS.
Si bien el modelo BYOD se refiere a todo tipo de dispositivos, la verdad que el llevarlo a cabo con smartphones y tablets para mi ha tenido una ventaja principal, y es que son dispositivos que podríamos llamar “desatendidos”, ya que no requieren de un mantenimiento diario ni de unos conocimientos técnicos elevados para poder utilizarlos. Como ya hace tiempo vine indicando, el uso de dispositivos desatendidos debe ser el criterio a seguir a la hora de elegir unos u otros aparatos, puesto que su uso diario requiere que estén siempre preparados para su utilización y, hoy por hoy, los centros educativos no cuentan con los servicios de soporte informático necesarios para atender un parque de ordenadores que se desconfiguran, o requieren limpiezas y desinfecciones de forma continuada.