Mi crítica es sencilla, me gustó, me gusta, hace que vuelva a escucharlo, hace que me relaje, hace que me inspire… solo con eso sobra. Música por música, hace tiempo que escuché este tema, recuerdo que en su momento me sonaba a chino, joder no, por qué se dirá eso si suena simplemente a inglés… y qué mas da, me gusta, me relaja, me inspira…
Ahora lo escucho de nuevo, la letra existe, no es solo música, y si no, es tan sencillo como darle a la opción de que muestre la letra… y qué mas da, música por música… me gusta, me relaja, me inspira…
Un sinsentido lleno de sentido, lleno de energía, de música por música, nothing really matters… to me. Pero importa, todo importa, en su justa medida, o no, que más da, música por música.
Y mientras lo escucho me vienen a la cabeza tantas ideas, tantas cosas a realizar. Acciones de futuro que toman vida en sí mismas dentro de la cabeza, como siempre ha sido, como siempre ocurre, en los momentos de mayor relajación es cuando más inquieto te sientes, cuando necesitas actuar, necesitas moverte, diseñar, desarrollar y, más tarde, poner en práctica. Adoro estos momentos, momentos de flujo según Csíkszentmihályi, aggg, siempre tengo que buscar su correcta redacción, y qué mas da, música por música; un sinsentido de pensamientos que se agolpan por salir, como con “Monster Quiz: the board game” en su día. Un sinsentido con mucho sentido dentro de cada uno, dentro de cada mente que lo engendra, lo gesta y lo pare. Un sinsentido con tanto sentido que prácticamente lo puedes tocar, pero nadie lo entiende, porque nadie lo ve, al menos en un principio.
We will rock you, la melodía cambia, a mejor, o no, que más da, música por música…
Siempre he odiado la burocracia absurda, el completar documentos por el simple hecho de justificar acciones superiores que nada tienen que ver son la realidad de abajo, de los que de verdad están innovando, mientras gastan horas y horas de su tiempo por llenar esos formularios “educativos” que no lo son, porque no consiguen nada. ¿Y si nos centrásemos en lo que de verdad importa? Hay quien habla de leyes educativas, de normas y reglamentos, hay quien habla de acciones, de prácticas y de cosas que funcionan. ¿Y si conjugamos todo de una vez?
Da igual cuántas leyes se saquen, hoy no voy a hablar sobre ellas, no tengo la energía suficiente para hacerlo, aunque haya quien lo haga, y muy bien. Hoy creo que podríamos hablar sobre la realidad del aula, sobre las acciones que prácticamente todas las compañeras y compañeros hacen día a día, sobrevivir a la norma, sobrevivir a los formularios, y dar clase. Sí, aunque parezca difícil, dan clase. Y yo me pregunto, de dónde sacan el tiempo, porque el tiempo de clase no es solo de nueve a dos, lleva mucho más, aunque nadie lo vea…
Ahondo mucho más, pienso en las compañeras que ponen en práctica metodologías activas con el alumnado. Qué bien queda decir eso, pero… ¿y lo que conlleva? Horas y horas dedicadas en casa para preparar lo que se consume en tan solo unos minutos… por todas ellas, por todos ellos, siento esta música por música, porque sé lo que hacen, sé lo que sienten, joder, sienten pasión.
Sé que estarán escuchando su “música”, mientras dejan que el flujo les inunde, mientras consumen las horas del día, de la tarde y de la noche, preparando, mientras odian completar esos formularios y estándares que desestanarizan la educación, que la despersonalizaran y deindividualizan al servir de estancamiento inapropiado del sistema.
Hoy me siento rebelde, hoy me siento docente, y llega el fin de trimestre… y me comentan los compañeros que en vacaciones harán, harán, harán… ¿se puede pedir más? Joder, crazy little thing called love… amor por lo que haces, por ellos y ellas, y quiénes son esos… el alumnado, quién si no.
Disfruta de lo que haces, sigue haciéndolo, vive el flujo…
Por todas ellas, por todos ellos, we are the champions, my friends…